martes, 19 de enero de 2010

Desde mi balcón



La noche se cierne sobre la ciudad, y veo pasar los coches desde el balcón de mi piso, y oigo pasar las ambulancias, entre los coches, fuera de mi campo de visión.
Caen algunas gotas de lluvia sobre el asfalto que, ahora ya mojado, refleja los tonos anaranjados que emiten las farolas, y los rojos y verdes intermitentes y eternemente infatigables de los semáforos.
Una vecina ha salido a fumar a la terraza del piso de delante, y se ha quedado mirandome mirando las luces de la calle. En realidad, se ha quedado mirándome mirandola. No puedo distinguir el vaho que emite al respirar del humo que exhala tras cada calada. Un perro ladra desde un balcón lejano. Ahora la chica mira como busco el perro con la mirada.
La calle parece no acabarse nunca y las hileras de farolas se cruzan en un punto del infinito, donde siempre parecen dirijirse las ambulancias.
Y no para de llover .

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